Esa sensación de estar triste, no
porque te pasó algo, sino porque sólo se te acabó la cuota de felicidad hasta
nuevo aviso. Como cuando era chica, y jugaba a los sims, y por perder mucho
tiempo entrenando a mi mona en la piscina, terminaba ahogándose por no tener
suficiente energía para salir. Así me siento ahora, incapaz, incompetente y
triste, como si mi barritas de energía se hubieran descargado completamente.
Pienso en las soluciones: mandar a todos a la chucha, bañarme con agua bien
helá por harto rato, sacar a pasiar a la Queti al parque, llorar como la
Shakira en Inevitable o prender el
ventilador y seguir trabajando, para que me abonen unas cagonas treinta
lucas que me van a salvar este mes. Inconscientemente las ordené de menos
posibles a más: cagué, como todos los chilenos, como los pobres santiaguinos
incomprendidos en su mal humos por su estilo de vida como el pico, sigo
tecliando, anhelando que con esas cagonas treinta lucas, me alcance para
comprarme un prestigio helado.
1 comentarios:
a mí me pasa eso todo el tiempo... es una holy crap, francamente.
Publicar un comentario