Decidimos juntarnos en Lastarria, en ese banco que esta cerca de los cafés que no estábamos dispuestos a pagar, pero que observábamos desde afuera, disfrutando del olor que expelen. Me llevaste un libro de regalo. Era gigante, edición vieja. Si, los con olor. Lo abrí. Era un poemario de Maiakovski. No pude resistir abrazarte e invitarte a un café. La semana siguiente te ibas de intercambio a París y debía soportar un año sin verte. Nos fumamos tres cajetillas acompañadas de dos mocaccinos. Decidimos ir a tomarnos algo. Como siempre, terminamos un poco ebrios, en el Boliche, recitando poemas tristes.
jueves, octubre 26, 2006
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1 comentarios:
k ok, te lo mereces, rte mereces el"...allí los vió, los diez jinetes sobre la llanura, el polvo levantado por la carrera de losc ascos, el hierro destellando mientras el sol del otoño se sumergia allá en el este, en las sombrias montañas... la sensación de abandono que experimentó era indescriptible, tras el dia, la noche, con sus sombras y con su muerte, con su sangre... instintivamente aferró el tosco cuchillo de pedernal, nuevamente debían luchar por si mismos..."
jaja, me las di saluditos....
no su no le pego
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